martes, 13 de julio de 2010

En la cárcel de las vacas:


A los Terneros se les encierra en estrechos cajones de madera, en los cuales apenas pueden moverse. Hasta el día que son asesinados, se pone a disposición de cada uno de ellos no mas de un metro cuadrado de superficie; de esa esta manera los ganaderos que mantienen guetos de animales aumentan al máximo su ganancia. Como ustedes beben su leche materna, reciben un caldo grasiento compuesto de leche en polvo, sebo, grasa de ballena y mucha sal. Debido al exceso de sal, les da una sed terrible, y ya que no les dan agua, beben aun más de esa papilla salada. En todo el curso de su breve y solitaria vida no ven ni una sola vez un prado verde. El sol lo ven por primera vez cuando van de camino al matadero.

Una de cada ocho reses llega preñada al carnicero. La sangre de los fetos de terneros constituye una mina de oro adicional para la mafia farmacéutica y para la industria cosmética internacional: Los terneros son prácticamente arrancados de la madre, haciendo un corte en la bolsa amniótica, y del corazón aun palpitante se saca con una jeringa medio litro de sangre por termino medio. Así mueren cruelmente al año por lo menos dos millones de terneros antes de nacer, para abastecer laboratorios de investigación y a la industria farmacéutica.

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